Las huellas del cafè.

(ya no son divagues mentales, se han disfrazado de alertas que me hacen temer)


Intentaba perderme en el mundo que encierran los pàrpados, relajaba todo el cuerpo y asì, me percataba de mi angustia, de algún temor al que habìa tratado de ignorar convocando futiles pensamientos que risiblemente concluyeron en algo que empezaba con un ¿porquè?.


Caminar, hablar, pensar, ìr y venir en tantas direcciones que no son màs que puntos trazando una lìnea. Vivir posponiendo un temor, vivir con èl, ¿vivir en èl?

Logrè quedar absorta, con la atención en algún lugar lejos de èste algo que creo ser ocultado en èste mundo tridimensional. En la oscuridad, màs cerca de mi temor, me percato de un eco monòtono, de un sonido opaco que retumba en mis oìdos, en las muñecas, en las sienes; que me causa angustia y ganas de escapar:
Desesperación- Suena cada vez suena màs fuerte, màs cerca, es amenazante y ahora se precipita hacia mi, dentro de mì, sofocando, perturbando, (tres puntos) –
ya no puedo.

Abro los ojos, trato de escapar de ese miedo que hay en mì, que me hace existir y descubro que el màs grande miedo que cabe en mì es que se precipite tanto hasta dejar de latir.

Como dijo Cage, la ùnica percepción real del silencio no existe mientras se exista, pero se puede simular con la desatención hacia eso que te hace existir.

composiciòn composciòn composiciòn composiciòn composiciòn




no he podido dejar de pensar en esa palabra

ayer tampoco dormí,

ya es vicio, creo.